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MamografĂa, imagen radiográfica de la mama que ayuda al mĂ©dico a detectar y valorar la presencia de anomalĂas en esta glándula. La mamografĂa se realiza de forma habitual en mujeres que carecen de sĂntomas de cáncer de mama. Esta tĂ©cnica permite descubrir el cáncer en fases muy tempranas, cuando el tratamiento es más eficaz. La mamografĂa puede detectar anomalĂas de la mama de dimensiones tan reducidas como 0,5 cm, un tamaño demasiado pequeño para que una mujer o su mĂ©dico sean capaces de percibir un bulto.
2 REALIZACIÓN DE UNA MAMOGRAFÍA
Las mamografĂas suelen ser realizadas por tĂ©cnicos en radiologĂa, mientras que es un mĂ©dico (radiĂłlogo) quien interpreta la imagen. El procedimiento consiste en una compresiĂłn de la mama entre dos piezas de plástico para aumentar la cantidad de tejido mamario que se expone a los rayos X. Los tĂ©cnicos suelen obtener estas radiografĂas desde dos ángulos diferentes (proyecciones). La compresiĂłn de la mama entre las dos piezas de plástico puede ser algo molesta, pero no daña la mama y, de hecho, reduce la dosis necesaria de rayos X. La cantidad de radiaciĂłn que se recibe durante la mamografĂa es muy similar a la de una radiografĂa dental.
La mama está formada por tejido mamario glandular y tejido graso. El tejido mamario es relativamente denso y en la imagen mamográfica se visualiza de color blanco. El tejido graso es menos denso y aparece en la imagen con una tonalidad negra o gris. Los tumores malignos tienen una densidad muy parecida a la del tejido mamario normal y en la mamografĂa se observan como manchas blanquecinas. A veces, se detecta un pequeño moteado sobre la imagen que corresponde a depĂłsitos de calcio de tamaño muy pequeño. Por lo general, estos depĂłsitos son inofensivos, aunque en ocasiones son un signo temprano de cáncer. Una imagen anormal en una mamografĂa tambiĂ©n puede corresponder a una diversidad de patologĂas benignas, como un quiste (un saco lleno de lĂquido) o un fibroadenoma (tumor benigno).
En general, se suele detectar alguna anomalĂa en un 5 a un 10% de todas las mamografĂas realizadas. En las mujeres en las que se observa alguna alteraciĂłn deben realizarse otras pruebas diagnĂłsticas que permitan diferenciar un proceso benigno de un cáncer. El mĂ©dico puede recomendar la realizaciĂłn de otra mamografĂa que proporcione una imagen ampliada o una proyecciĂłn más definida del área sospechosa. Para diferenciar un quiste lĂquido de una masa sĂłlida (que puede ser benigna o cancerosa), se suele realizar una ecografĂa de la mama. Esta tĂ©cnica emplea ondas sonoras de alta frecuencia (vĂ©ase Ultrasonido) para diferenciar los distintos tipos de tejidos y es muy Ăştil para el análisis de estructuras llenas de lĂquido. En algunos casos, es necesario realizar una aspiraciĂłn con aguja fina o una biopsia de la zona sospechosa de la mama. Para la aspiraciĂłn, se utiliza una aguja fina y larga con la que se extraen lĂquido y cĂ©lulas del bulto de la mama. En la biopsia se emplea un bisturĂ para extirpar parte o todo el tejido anĂłmalo. DespuĂ©s, se analizan al microscopio las cĂ©lulas o el tejido extirpado con el fin de determinar la presencia o no de cĂ©lulas cancerosas.
Las mamografĂas se realizan en lugares diversos, como las consultas de los mĂ©dicos, los departamentos de radiologĂa de los hospitales o las unidades mĂłviles acondicionadas para ello.
3 PRECISIÓN DE LA MAMOGRAFÍA
Aunque la mayorĂa de los cientĂficos están de acuerdo en que las mamografĂas son Ăştiles para detectar el cáncer de mama, el procedimiento no es infalible. Las mamografĂas no descubren siempre la presencia de un cáncer. Los cientĂficos calculan que con esta tĂ©cnica pasan desapercibidos un 25% de los casos de cáncer de mama en mujeres entre los 40 y 49 años y cerca de un 10% en mujeres más mayores. Por otra parte, una mamografĂa anormal no indica necesariamente la presencia de un cáncer de mama. De hecho, sĂłlo cerca de un 3% de las mujeres entre 40 y 49 años de edad y un 12% de las mujeres entre 50 y 69 años que presentan un resultado anormal en la mamografĂa tienen un cáncer de mama. En el resto de los casos, la imagen anĂłmala se identifica despuĂ©s como tejido benigno o normal.
Algunos expertos han mostrado su preocupaciĂłn respecto a la imprecisiĂłn de la mamografĂa y al perjuicio potencial que un resultado errĂłneo puede originar. Una mamografĂa normal en una mujer que tiene cáncer de mama puede tranquilizarla falsamente, de modo que disminuya la vigilancia sobre el cáncer de mama. Una imagen mamográfica anormal en una mujer que no padece cáncer de mama la hace someterse a una biopsia quirĂşrgica u otras pruebas diagnĂłsticas innecesarias. Además, un resultado anormal en una mamografĂa provoca en la mujer un nivel de ansiedad muy importante que se mantiene incluso despuĂ©s de saber que no tiene cáncer de mama.
Varios estudios han demostrado que la realizaciĂłn de mamografĂas de forma regular disminuye el nĂşmero de muertes por cáncer de mama en las mujeres entre 50 y 69 años, si Ă©stas reciben tratamiento adecuado una vez diagnosticado el cáncer. Sin embargo, los estudios relativos a la eficacia de las mamografĂas en la prevenciĂłn de las muertes por cáncer de mama en mujeres jĂłvenes entre los 40 y 49 años no están tan claros.
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