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Heces, también deyecciones, excrementos o materiales residuales de desecho eliminados por el intestino. Mediante los movimientos peristálticos (contracciones intestinales involuntarias) y la digestión, los alimentos que han sido digeridos de forma parcial comienzan a adquirir las caracterÃsticas de las heces cuando pasan del intestino delgado al intestino grueso. En un aparato digestivo sano, las heces están constituidas por productos alimenticios no digeribles y no digeridos, como secreciones mucosas y celulosa; restos de jugos intestinales procedentes del hÃgado, del páncreas, y de otras glándulas digestivas; enzimas no destruidas; leucocitos; células epiteliales; restos celulares procedentes de las paredes intestinales; glóbulos de grasa; productos nitrogenados procedentes de proteÃnas; sales minerales; agua y grandes cantidades de bacterias. La tercera parte del peso de las deyecciones humanas está constituida por desechos bacterianos; cada ser humano excreta un promedio de 100 millones de bacterias por dÃa. En las heces se encuentran más de 75 tipos diferentes de bacterias. El olor desagradable de las heces humanas se debe sobre todo a la presencia de dos compuestos orgánicos bicÃclicos, cuya fórmula es C9H9N. En los mamÃferos monotremas, en las aves, reptiles y peces, y en muchos animales inferiores, la orina se mezcla con las heces antes de que sean eliminadas.
El tipo de dieta no determina por completo las caracterÃsticas fÃsicas ni la naturaleza quÃmica de las heces. Por ejemplo, las heces producidas a partir de una dieta constituida exclusivamente por hidratos de carbono tienen una composición similar a las que se producen con una dieta compuesta únicamente por proteÃnas. Cuando hay inanición, la cantidad de heces se reduce y adoptan un color casi negro, pero su composición quÃmica permanece casi inalterada. Las comidas ricas en celulosa dan lugar a unas heces voluminosas. La dieta del feto humano es lÃquida, pero poco después de que el niño nace elimina una masa fecal semisólida, de color pardo verdoso oscuro, que recibe el nombre de meconio.
Desde el punto de vista médico, el estudio de las heces es una técnica de diagnóstico importante. Se realizan exámenes tanto macroscópicos como microscópicos para determinar si los órganos digestivos funcionan de manera adecuada. Por ejemplo, unas heces grasas de color claro pueden indicar una alteración pancreática, y unas heces de color negro pueden sugerir un exceso de bilis. El estreñimiento da lugar a heces duras, y en las personas con indigestión pueden ser acuosas y blandas. La utilización más importante del análisis microscópico de las heces consiste en determinar el tipo de parásitos presentes, sobre todo si están relacionados con enfermedades. En las enfermedades pancreáticas, las proteÃnas no son bien digeridas, lo que produce un exceso de fibras musculares en las deyecciones. Las úlceras o el cáncer de estómago o de intestino grueso son la causa de que aparezcan pequeñas cantidades de sangre en las heces. Cantidades mayores de sangre dan lugar a unas heces de color negro. Si sangra la parte inferior del intestino o el ano (como consecuencia de las hemorroides) aparece sangre inalterada en las heces, que adquieren una coloración rojo brillante.
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