GeriatrĂ­a

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GeriatrĂ­a, especialidad mĂ©dica que se ocupa de las enfermedades de los ancianos y de su tratamiento. El estudio del proceso fisiolĂ³gico del envejecimiento se llama gerontologĂ­a. El interĂ©s creciente por la geriatrĂ­a se debe al incremento progresivo del nĂºmero de ancianos en la sociedad. Este fenĂ³meno se debe a los progresos mĂ©dicos y sociales, que han elevado la esperanza de vida en occidente desde los 47 años de 1900 hasta los 75-77 años de 1990. Se espera que la poblaciĂ³n anciana se incremente aĂºn mĂ¡s en las prĂ³ximas dĂ©cadas, especialmente los mayores de 85 años.

En 1978 se empezĂ³ a recomendar oficialmente en occidente la integraciĂ³n de la geriatrĂ­a en la formaciĂ³n de los mĂ©dicos. En muchos paĂ­ses, entre ellos España, la geriatrĂ­a es una especialidad reconocida oficialmente. En los hospitales se han desarrollado unidades y servicios geriĂ¡tricos, y se han establecido clĂ­nicas geriĂ¡tricas para pacientes ambulatorios. Todos estos centros trabajan con un presupuesto fundamental: la mayorĂ­a de los problemas especĂ­ficos de los ancianos no son curables, pues van implĂ­citos en el envejecimiento; sĂ³lo son mejorables.

El problema mĂ¡s grave de los ancianos es el deterioro intelectual. En 1980 se calculĂ³ que un 10% de los pacientes mayores de 65 años presentaban un deterioro mental grave. No obstante, esto no es siempre inevitable: el envejecimiento no ha de llevar implĂ­citos la demencia, la confusiĂ³n, la depresiĂ³n, las alucinaciones o las desilusiones. El deterioro intelectual es reversible en un 20% de los casos. Las alteraciones de la glĂ¡ndula tiroides, las alteraciones del sueño, las depresiones producidas por la muerte de seres queridos, las enfermedades metabĂ³licas e infecciosas y los efectos secundarios de algunos tratamientos son causas tratables de alteraciĂ³n mental. Esta Ăºltima causa es muy importante: los ancianos toman una media de 13 medicinas diferentes cada año. Muchos de estos fĂ¡rmacos interaccionan entre sĂ­, presentan efectos tĂ³xicos, o se metabolizan mĂ¡s despacio en los mayores, aumentando el riesgo de interferir con las funciones mentales. Todo mĂ©dico que trate a un anciano debe tener presentes estos problemas.

Las alteraciones mentales del anciano tambiĂ©n pueden ser debidas a fenĂ³menos irreversibles, como la degeneraciĂ³n cerebral enfermedad de Alzheimer. Este padecimiento no tiene curaciĂ³n; su curso es variable y conduce a la muerte despuĂ©s de 5 a 10 años. Una situaciĂ³n similar se produce por accidentes vasculares cerebrales de repeticiĂ³n (ver apoplejĂ­a).

Los ancianos tambiĂ©n son mĂ¡s susceptibles a las enfermedades que se padecen a cualquier edad. Lo demuestra su mayor riesgo de muerte tras padecer simples gripes o enfriamientos. El calor excesivo tambiĂ©n es peligroso: en la ola de calor de 1980 la tasa de defunciĂ³n de ancianos fue diez veces mayor que la de personas de otras edades.

Por Ăºltimo, las enfermedades progresivas acaban afectando con mayor intensidad a las personas de edad: cardiopatĂ­as (ver CorazĂ³n), artrosis, artritis, diabetes mellitus, glaucoma, cataratas. El envejecimiento y debilitamiento del sistema inmune facilita la mayor incidencia de enfermedades cancerosas en los ancianos.



 

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